Ya ha comenzado la semana y es hora de repasar el finde. Como dije en el post anterior han llegado mis fiestas favoritas del verano: Las Jornadas Medievales de mi pueblo.

Por unos días Cortegana retrocede en el tiempo a la época de las damas y los caballeros, con un gran protagonista principal que es nuestro castillo, más precioso que nunca presidiéndolo todo desde su posición privilegiada. Este año he estado muy bien acompañada, porque sí, una tiene que ir haciendo publicidad de lo suyo allí por donde va, así que Fran tenía que conocerlas sin falta. Y por supuesto mi Brubru, (hemos estado preparando algo chulo para Thirteen...)

No todo ha sido color de rosa, a pesar de las risas, los bailes, las compras y las sorpresas, no han sido las mejores fiestas, por diversos motivos. Pero me quedo con lo bueno. He comido una tarta de brownie con nueces que todavía lo recuerdo y me dan ganas de llorar de amor. Había cosas preciosas en los puestos, como esta pulsera de chuches súper monas que me regaló mi madre. En serio, daban ganas de comérselas.

El viernes Anthony Blake (el "mago de la mente") actuó para nosotros. Escepticismos aparte algunas cosas me dejaron con la boca abierta. Luego tocó el momento baile, que ha quedado reflejado en mi Instagram. El sábado amanecimos (por llamarlo de alguna manera) y después de hacer un desayuno/almuerzo nos arrastramos por las cuestas de mi pueblo hasta la plaza que está preciosa toda llena de color. Por la tarde y tras una odisea para cenar porque todo estaba llenísimo pusimos rumbo al castillo para escuchar a los Celtas Cortos, que dieron un concierto muy bonito que nos puso en pie. 

Y el domingo... yo no me lo esperaba ni sabía nada, pero me dieron una sorpresa por  mi cumple que es el jueves. Me han regalado esta cámara preciosa, que es ¡Yellow! Me encantan las sorpresas y, joder, esta ha sido preciosa no puedo estar más contenta y más agradecida con todos, Fran, Julia, Alberto, Ana, mi mami y mi hermano. Al final entrar en la veintena no va a ser tan malo, dejaré mi bastón aparcado para el año que viene. 

En conclusión ha sido un fin de semana lleno de sensaciones y emociones, de cosas dulces y amargas, de diversión, de música, de risas y llantos, pero sobre todo risas. Y de moda claro, porque la moda está en todas partes, y porque ha sido el año que más hombros al aire con camiseta, de volante en el pecho, color blanco he visto. Ala ya está, ya lo he dicho. Así que esta moderna (de pueblo) se despide muy feliz de unas Jornadas Medievales más.