Diario: Más rubia pero no más tonta

La semana pasada tuve esto abandonado. No porque yo quisiera, el hecho es que los temibles exámenes de septiembre llegaron y tuve que hacerme cargo de mi suspenso en canto. Lo estuve pasando realmente mal porque no llevo yo eso del todo bien. Sin embargo, superada ya la prueba vuelvo con las pilas recargadas. Ha sido una semana llena de emociones, porque este año septiembre se presenta fuerte. El día uno vino al mundo el pequeño Ignacio, otro miembro más a mi gran familia, así que hemos estado por Sevilla muriendo de calor, literalmente. Pero para mi suerte y felicidad el miércoles me voy a Portugal a disfrutar de la playa tranquilamente. Vamos a estirar el verano todo lo que podamos. Nunca he visitado aquella zona por lo que estoy emocionada, como ya he dicho mil veces me encanta conocer sitios nuevos y viajar. Confío en que todo salga bien, de ahí puede salir cualquier cosa. Traeré un buen puñado de anécdotas eso seguro, y muchas fotos.

Otra cosa que he hecho esta semana pasada ha sido pasarme por la peluquería. El verano que es genial en muchos sentidos, no lo es tanto para el pelo. Mis mechas rubias se habían transformados en algo entre amarillo y naranja. Además tenía la raíz negra, de esto que pareces un flan de huevo (este chiste no es mio).

Sí, estoy horrible, pero la foto es súper divertida. El resultado ha sido un color más parecido al que yo tenía con mechas rubias. En conjunto es como un castaño claro o un rubio oscuro, no sé, yo de colores no entiendo. En mi opinión es un tono que le va al invierno. El largo esta casi igual, solo me saneé las puntas, pero pienso dejármelo crecer. Lo quiero bien largo. Ya para cuando llegue el verano otra vez me lo cortaré bien corto.

Este más o menos es el resultado. Estoy contenta. El única problema ahora es que sobreviva a estos días de calor porque: ¡Juro que tengo ganas de raparme!

Y esto ha sido todo por hoy. Seguiré informando sobre las vacaciones. Esta moderna (de pueblo) se despide.