Estoy tan frustrada. Han sido, o están siendo más bien, las semanas de la moda, para la temporada primavera-verano 2017. Y yo he estado súper ocupada con eso de empezar el curso y demás. Así que aunque llega tarde este es mi pequeño resumen. 

No he podido recoger todo lo que me gustaría, así que he elegido uno o dos conjuntos de algunos de los desfiles que más me han gustado. Se me han quedado muchos atrás pero es que si no esto iba a ser más largo que mi lista de cosas por hacer. Haré la reseña de la pasarela de Nueva York en este post y de la de Milán en otro que espero poder subir pronto. La de París tardará un poco más porque todavía no ha empezado (y me muero de ganas porque lo haga).

Manos a la obra. Voy a empezar por mi favorito de esta temporada, el desfile de Marc Jacobs que me ha vuelto loca. Me encanta el estilo urbano de las rastas de colores y la sudadera ancha  mezclado con la inocencia de los calcetines largos estampados y el vestidito blanco romántico. Es un look que pretende ser dulce pero rompe con todo, sobre todo con la ayuda de las mega plataformas. Me chiflan esos zapatos ¿os lo he dicho ya? Por que no suelen ser muy incómodos, por que me regalan unos centímetros, porque pegan con casi todo... Además que Taylor Hill lo lleve le suma porque ella tiene una cara muy dulce, como de niña y le da un cierto aire infantil.

Coach dio una lección de estilo urbano, en un escenario bastante evocador lleno de coches oxidados, como aparecen en la foto. Una genialidad. Me gusta la mezcla del cuero de la chaquetilla con la sutil tela del vestido transparente en rojo. Es un tipo de vestido que me gusta porque deja entrever lo que hay debajo. Y la corona del conjunto son esos increíbles zapatos rojos que reclaman el protagonismo. 

La segunda es parecida, con la diferencia de la chaqueta de cuero, pero sobre todo, lo que me ha llamado la atención son los colores del vestido, entre el verde, el amarillo, colores de verano que te recuerdan a fruta y refrescan la carga de negro y aportan liviandad.

Y como no podía ser menos, me tenía que despedir (oh sí) con este vestido pre-cio-so de (y aquí va mi chiste interno) limones (pausa para la risa). Y no solo porque es puro verano en toda regla, es azul y amarillo, es vitalidad, es frescura y es pura alegría. Me ha encantado, ahí lo dejo.

Y esto es todo, hay mucho más pero no me quiero poner en plan coñazo que me emociono. Yo me he visto casi todos enteritos y ya me he empapado bien y he tomado nota de lo que viene y de que se va a quedar con nosotros. Así que seguiré disfrutando de las semanas de la moda un poquito más, porque viene París (¡oh la la!) y porque se me está cayendo la baba día a día con el Street Style, bueno y también estoy muriendo un poquito de envidia. Espero que os hayan gustado, y volveré pronto con más. Esta moderna ( de pueblo) se despide por hoy.