Reseña: Veneno, labios rojos, envidias y rejas. Entrevista a Candela Santiago y Ángeles Ortega KISKA.

  La venganza y el homenaje de Cristina, de la mano de los Javis.   La primera vez que vi a Cristina fue en la televisión de mi abuela. ...

 La venganza y el homenaje de Cristina, de la mano de los Javis.

 

La primera vez que vi a Cristina fue en la televisión de mi abuela. Una mujer vestida de princesa llamó mi atención, estaba sentada en una silla giratoria, llevaba una pequeña tiara y un vestido blanco. Pero esta era distinta, algo sobrenatural, una princesa atípica, pero princesa.




Al momento empezó a decir tacos y a gritar de una manera descontrolada. Mi abuela, desde su esquina favorita del sofá habló: “Pedro, ¿sabes que la Veneno nació hombre?, tiene pito.” A lo que añadió: “Mira, mira, pobrecita”.

En ese momento me giré hacia la televisión y vi como un hombre le pedía matrimonio mientras esta lloraba, a partir de entonces empezó a calmarse y a comportarse de una manera más cercana a cómo creía que debían hacerlo las princesas.

 

Creo que no hubo mejor momento para conocerla, para entender cómo esa pantera cómica que mordía a dentelladas, de la que se reía el público, se amansaba y se derretía con el amor. La historia de Cristina es una historia de desamor, Cristina y su madre, Cristina y Andrea, Cristina y la tele, Cristina y la sociedad, Cristina y Cristina. Relaciones oscuras, dañinas y mentirosas donde el amor no se acercó nunca.

 

“¿Sabes que la Veneno está en coma? Le han pegado una paliza”, esa fue la primera intervención de mi amiga al entrar al bus a las siete de la mañana, y justo en ese momento me di cuenta de que ella jamás podría leer lo que justo ahora estoy escribiendo.

Puedo decir que crecí con ella, con sus idas y venidas intermitentes a los platós, los vídeos del Mississippi, los memes, su libro y, después, su muerte. 

Ha sido mi mayor referente y de alguna forma siento que nos conocimos, que sabe quién soy, aunque sea imposible. 

Me ha ayudado a encontrarme de maneras que aún no sabría explicar, ha sido la mejor profesora de este país gris, aunque la más deslenguada.

 

Cuando supe que Los Javis dirigirían una serie sobre su vida me cagué del miedo, me parecía imposible que nadie retratara a Cristina, sus luces y sus sombras, su Joselito, su ojo ciego, sus labios, sus frases, sus vestidos en los noventa, sus fallos, sus fantasías y sus lágrimas de la forma en la que le han dado a luz, la han gestado con cariño y respeto y la han parido con purpurina roja que se confunde con su sangre.

Un nuevo género cinematográfico que, de alguna forma, cambiará a España, su cine, sus calles y su gente.





Los Javis y Mikel Rueda tienen una sensibilidad envidiables y un arte amatorio patológico con lo que hacen. Un guion absolutamente exquisito. Unas historias que, sin alejarse de la realidad, huelen a bosque mágico. Un proyecto LGTBIQ+ de verdad, no de los de barba y corbata, mujeres transexuales interpretando a mujeres transexuales, algo que no nos debería sorprender. Unas recreaciones exactas y, sobre todo, unas interpretaciones absolutamente inmejorables. 

Me han sorprendido en todos los sentidos, con el erotismo y la furia de Daniela Santiago, su fuego inminente en todas las escenas, su movimiento de caderas y su fuerza. Con la metamorfosis de la mujer más bonita del mundo, Jedet Sánchez, que requiere de una capacidad interpretativa olímpica. Con la debilidad, el balbuceo y los sollozos de Isabel Torres. 

Marcos Sotkovszki, Paca la Piraña, Ester Expósito, Lola Rodríguez, Sophia Lamar, Goya Toledo, Mona Martínez, Juani Ruiz, Israel Elejalde, Kaydy Cain, Elvira Mínguez…

 

Un equipo gigante indudablemente perfecto que ha conseguido llevar a Cristina donde se merece, sin abandonar errores, sombras y maldades del propio mito. Un retrato fiel donde la Cristina fantasiosa defiende su tesis, mientras que una Paca luchadora sienta las bases de la también realidad de la vedette y sus verdaderas emociones.

Han cambiado la historia del cine español, han reinventado el género biográfico y han llevado la historia de Cristina, que tanto ha supuesto para mí, al resto de personas que la consumían de manera equivocada y le han dado la sepultura que merecía, han curado a una Antígona llena de purpurina y lágrimas. Gracias Calvo y Ambrossi por este regalo.

 

Si algo me ha sorprendido especialmente han sido las chicas del parque del oeste, mujeres anónimas que han conformado una propia bestia conjunta que retrata a la perfección lo que pudo ser el Madrid oscuro y apartado de los 90, unas esquinas donde el sexo y el erotismo se mezclaban con la discriminación absoluta, donde el juego del erotismo y lo prohibido tenía lugar, donde nadaban las sirenas. Interpretaciones tan naturales que me han hecho creer en su componente documental. En especial me han robado el corazón dos personajes que, aunque no son principales, han representado mucho en la historia de Cristina y cuyas actrices, mujeres profundamente maravillosas con las que he tenido el eterno placer de compartir tiempo, han llevado a cabo un trabajo impecable. Ellas son Candela Santiago (@candelasantiago1), que interpreta a Tamara la gitana, amiga y compañera de trabajo de la protagonista, y Angeles Ortega Kiska (@yosoykiska), La Manola, amiga íntima de Cristina y “jefa” del parque.




 

-Buenas tardes a las dos, estáis guapísimas, ¿empezamos?

 

Kiska: ¡Uy!, te pareces al chico que hace de Joselito jajaja, por un momento me ha parecido que eras él.

 

Candela: Venga, adelante ¡Adelante la llamada, canalla! Jajajaja.

 

-¿Qué tal estáis? ¿Cómo han ido estas semanas de éxito?

 

Kiska: Pues yo estoy muy bien y muy contenta de todo ese éxito, y me siento muy orgullosa y muy bien por haber participado en esta serie porque, aunque yo había hecho programas y videoclips de gente por aquí de Andalucía, la serie ha sido algo mucho más especial donde también se habla de nuestras vidas y de cosas que muchas de nosotras hemos vivido. Entonces se te hace todo mucho más fácil.

 

Candela: Pues mira, yo estoy aún en una nube. No me puedo llegar a creer la repercusión que ha tenido. Tantísimos mensajes, tantas cosas… que si tuviera que definir todo esto sería como un eterno agradecimiento con la gente, cómo se han volcado conmigo y todo el cariño que he recibido.

 

-¿Cómo ha ido vuestro trabajo con Los Javis, las chicas y todo el equipo?

 

Candela: La verdad es que yo, por mi forma de ser, no he tenido ningún problema con ninguna. Ni una sola discusión, todo buen rollo con las chicas, con Daniela, con Isabel, con Jedet, una maravilla. Y con Los Javis amor, me trataban como una reina vaya… era su gitana.

 

Kiska: Eso ha sido de escándalo, hemos sido una familia, y ellos son unas personas que te dejan actuar a tu aire, no te exigen nada, sino que dejan que tú lo hagas a tu forma pero sabiendo que tienes que sentir el personaje. Todo estupendo, el trato de todos con nosotras… a mí me dio mucha pena cuando acabó porque sabía que eso que vivimos y que estábamos viviendo se acababa, lo recuerdo con mucha añoranza.

 

-¿Alguna vez llegasteis a pensar que un proyecto de tal magnitud sobre una mujer transexual podría llevarse a cabo con tanta repercusión?

 

Candela: Yo llegué a pensar que sería muy mediático, que rompería barreras y que llegaría donde ha llegado porque La Veneno es luz, su vida siempre ha sido éxito, dentro de lo que cabe, aparte de… bueno, lo que ya sabemos todos. Pero ella, todo lo que hacía era exitoso.

 

Kiska: Hombre, aquí grandes mujeres transexuales hay unas pocas, pero como la vida de Cristina, tan corta entrecomillas, tan intensa y con tantos altibajos y tanta falta de cariño, yo creo que ninguna. O ninguna de las que son tan conocidas creo que hayan vivido eso. Por un lado, sí me esperaba la repercusión que ha tenido la serie porque hemos cambiado y la gente quiere interesarse por conocer la vida de otras personas, la gente se ha vuelto más empática. Todo eso ha jugado a favor de la serie, la gente ahora ve más allá de lo que era la Veneno, que era divertida y malhablada, sino que ahora la gente conoce lo que había detrás de esa persona. Había una vida y unos sentimientos, eso es lo que han captado ellos. Se ha abandonado la idea de ver a la mujer transexual como algo morboso y eso ha ayudado a que la gente comprenda la serie y la sienta más de cerca.

 

-¿Ha sido Cristina un referente para vosotras?

 

Kiska: No, porque yo también tengo mis años… bueno, yo me acuerdo cuando veía el Mississippi con mi madre, lo recuerdo muy bien, lo veíamos en un televisor pequeño que teníamos y mi padre, que dormía abajo en la casa porque no podía subir arriba por problemas de salud, nos decía que aflojaramos el volumen porque eso lo echaban tarde. Nos reñía porque estaba durmiendo y nos escuchaba reírnos de ella y de sus cosas y nos obligaba a apagar el televisor o a bajarle el volumen. Pero cuando salió Cristina yo también estaba ya… hombre, no en las circunstancias de Cristina, pero yo ya estaba un poco volandera, ya conocía yo de lo que hablaba porque somos las dos de la misma quinta más o menos. 

 

Candela: Sí, de hecho, a mí me dijo, porque yo la conocí personalmente, incluso antes de yo empezar mi transición… Cristina La Veneno a mí me profecitó. Recuerdo que, en la Puerta del Sol, mientras yo lloraba porque por ser gitana veía que ser mujer era un sueño que yo nunca podría alcanzar porque eso era algo impensable para mí. Y yo tenía esa lucha conmigo misma porque yo quería realizarme, pero tenía la barrera de toda la comunidad gitana, la barrera de mis padres por no darle disgustos a mi madre… y recuerdo estas palabras que Cristina me dijo: “Gitana, tú no llores ni pases penas, tú ve despacio y tómate las cosas sin prisa, con calma. Yo me hice travesti a los 30 años y puedo decirte que tú, antes de los 30 años, vas a ser una belleza y vas a tener tus tetas puestas.” Y así fue.

 

-¿Cómo llegasteis aquí? ¿Cómo fue el proceso de casting?

 

Kiska: Pues una amiga mía me pidió que la acompañase al casting de Veneno y yo fui por curiosidad, porque yo soy muy lanzada y me gusta, pienso que de lo que no se hace después te arrepientes. Entonces yo me lanzo sabiendo que voy a intentar hacerlo lo mejor posible. Pero bueno, yo fui con ella y me hicieron entrar también y me hicieron decir unas frases y, al cabo del tiempo, me llamaron para que lo repitiera y me propusieron hacer el personaje de La Manola, y yo encantada.

 

Candela: El tema del casting fue por el destino, yo soy gitana y creo mucho en el destino. Cuando algo es para una, por mucho que lo evites, es para ti. Se pusieron en contacto conmigo y yo me negaba, me daba miedo y no quería. Contactaron conmigo desde Barcelona, Madrid, Sevilla… yo les daba un no por respuesta. Hasta que se presentaron en la discoteca donde yo trabajaba, me hicieron una prueba de cámara y les gusté tanto que, como aquel que dice, ya estaba dentro de la serie. Evidentemente luego tuve que hacer dos castings presenciales y el papel fue para mí a la primera. Para mi papel optaron… no sabría decirte el número de chicas transexuales que optaban para mi papel pero a mí me vieron tan natural y tan auténtica como yo soy que los Javis enloquecieron.

 

-Dar vida a momentos tan turbios y tan duros debe de tener también su dificultad, ¿cuál ha sido vuestra escena más difícil?

 

Candela: La verdad es que no he tenido complicaciones porque me lo han puesto super fácil porque, aunque tenía un guion me dejaban ser yo, me decían: “aquí entras tú, suéltate y di lo que tú quieras”, y yo pues me soltaba y decía cualquier burrada que me pasaba por la cabeza. Pero por decirte alguna, diría que cuando La Veneno dice: “aquí trabajaban desnudas tal, tal tal…”, y digo yo: “¡el dineral que ha ganado la Veneno que ha hecho colas de aquí a Albacete!”. Parece sencillo, pero me impuso mucho el tener a todo el equipo, tanto directores como actrices, y todos, justo en frente mía esperando a que yo dijera esa frase. Y claro, yo lo tuve que repetir como unas cuatro veces, pero fue muy bonito porque cuando terminé, que eso son cosas que se quedan en la memoria, empezaron todos a aplaudirme y a decirme lo bien que lo había hecho. Se compensó una cosa con la otra. 

 

Kiska: Sin duda la más dura es cuando Cristina me echa de su casa y me habla sobre la enfermedad, porque creo que después de tener a una amiga durante tanto tiempo eso está mal, yo sé que ella se desbordó un poco y en el fondo me lo tomo como que era de esas personas que tenían un pronto, pero luego recapacitaban y veían que lo que habían hecho estaba mal. Esa escena fue muy fuerte para mí porque es una persona que te ha ayudado a trabajar y te abre las puertas y es amiga tuya y, después, con ese desprecio, tú la echas de tu casa y le recuerdas que se está muriendo por una enfermedad… esa escena es muy triste, yo soy una persona muy sensible y en algunos momentos me costó, yo veo las noticias y lloro y no me importa porque son mis sentimientos y creo que hay que expresarlos. En esa escena yo me tuve que contener porque me metí mucho en el papel y pensé que sería muy duro que una amiga tuya te recordara eso. Esa escena fue difícil.

 

-¿Qué aspectos os unen a vuestros personajes, Tamara la gitana y La Manola?

 

Candela: Yo diría que nos unen muchísimas cosas, más de las que puedo llegar a creer. Porque yo la descubrí con 12 o 13 años, y justamente yo pasaba por la misma situación, porque yo he tenido doble rechazo: el primero por homosexual y después por transexual. Es decir, fue por parte de mi familia, y te lo digo y me da igual, por parte de ellos fueron todo rechazos y malos ratos, daños psicológicos y físicos. 

 

Kiska: Aunque el personaje importante aquí es el de Cristina, Manola era amiga suya y también tenía su manera de ser y era la que ponía orden allí… entonces, en las secuencias que yo he tenido, quitando la del coche que si no me ayuda Jedet pues yo me mato con el tío jajaja, que se va con mi dinero jajaja, he sacado también la Manola que se tira de los pelos. Pero bueno, yo lo he hecho con muchísimo cariño porque ella tenía su parte también sensible, cuando la pone a trabajar o cuando la echa de su casa, son momentos en los que Manola, por mucha fuerza que tuviera, también se viene abajo en esas circunstancias. Y aunque no tuviera la oportunidad de conocerla, mi terreno es mi terreno y sé lo que he sufrido y lo que he llorado por ello, compartiría como lo que hace ella con buenas personas que se lo ganaban de alguna manera pero que tampoco era la típica persona a la que puedes manejar, no, aquí mando yo que soy la que lleva aquí muchos años y ha pasado mucho y me imagino que en ese aspecto sí que somos iguales. También porque yo particularmente he trabajado en eso, entonces reconozco que trabajar en la prostitución, aunque no ha sido mi caso, tiene sus obstáculos y más en un parque tan grande con tantísima gente en Madrid, tendría que ser muy duro. Yo me parezco mucho a ella, menos en lo de estar combatiendo por una cosa porque esas no han sido mis circunstancias, ella sí que tuvo que hacerse dura por todo lo que le pasaba.




 

-Candela, ¿cómo fue tu proceso de transición dentro de la comunidad gitana?

 

Candela: Muy dura, a mí siempre me ha sudado todo lo que me tenía que sudar. Sí que es cierto que parte del colectivo y, sobre todo, mujeres cisgénero, me han apoyado mucho, pero sí que es verdad que la gran mayoría me han rechazado, me han insultado. Ha habido gritos de “mira el maricón” y un rechazo familiar total, pero bueno, aquí estoy.

 

-Y para ti, Kiska, ¿cómo ha sido trabajar con actrices como Jedet o Daniela Santiago?

 

Kiska: Ha sido impresionante, aunque yo sólo he trabajado una vez con Isabel Torres cuando grabamos lo de la paella allí en el parque le tengo que decir desde aquí que es un fenómeno porque ha interpretado el papel de Veneno en esa época tan dura… ¡chapó!. Jedet lo mismo, ha trabajado tanto el lado masculino como el femenino de Cristina y lo ha bordado y Daniela, pues en el momento espléndido de Cristina, lo ha hecho espectacular y creo que las tres se merecen ese pedazo de Premio Onda. Y con mucho más valor añadido el que no sean actrices como tales.

 

-Si tuvierais que describir a Cristina con tres palabras, ¿cuáles serían?

 

Kiska: Yo diría que… simpática, atrevida… y podría decir muchísimas más… guerrera, una persona sensible, lo que pasa es que las circunstancias la obligaron a hacerse una coraza y dentro de esa coraza había una persona con falta de amor y de cariño.

 

Candela: Humildad, amor… y una gran amiga.

 

-Candela, ¿Ha habido algún momento que te haya recordado a otros de tu vida diaria?

 

Candela: Muchísimos momentos, sobre todo en el primer capítulo, porque justo dos o tres semanas antes a mí me pasó lo mismo que a Cristina. Me grabaron, pusieron fotos mías en las redes sociales y se las enseñaron a mi familia, mi madre y a todos y les dijeron estas palabras: “mira a lo que se está dedicando, es prostituta, es drogadicta…” Me pusieron como lo peor, cuando mi único vicio es verme guapa y los hombres jajajajajaja.

 

-¿Qué os lleváis de VENENO?

 

Candela: Difícil pregunta, de Veneno me llevo muchos recuerdos, me quedo con todo el cariño que me han dado y todas las amistades que yo he hecho. Por ejemplo, con Lara Martorell, que la adoro, con Kiska aprendí muchísimo, de hecho, yo le digo “mami” porque me enseñó mucho y fue mucho el tiempo que compartimos juntas. Me llevo risas y me llevo lágrimas. Veneno ha sido una serie que a mí me ha marcado, de hecho, aunque yo ya era transexual antes, me dio el valor para decirle a mi familia: “esto soy y es lo que hay”. 

 

Kiska: Pues yo me llevo una manta que me han mandado jajajaja… un pintalabios rojo jajaja… no hombre, es broma, me llevo una experiencia inolvidable, esto se queda ya para los restos, ya me puedo morir que voy a estar ahí dando por culo jajaja. También haber conocido a toda esa gente, a un montón de amigas con las que sigo hablando, ha sido una experiencia increíble conocer a toda las personas a las que he conocido, desde las personas de vestuario y maquillaje y todos. Éramos una gran familia llena de amor y de cariño, sin ningún mal rollo ni nada, ha sido sorprendente.

 

-Y la sociedad Kiska, ¿qué se va a llevar de VENENO?

 

Kiska: La sociedad se va a llevar de Cristina una imagen que anteriormente ha podido ser errónea, el conocer sobre su vida, que no era el Mississippi simplemente ni la televisión, todas sus vivencias y lo pasos que dio para llegar donde estaba. Creo que la gente se va a concienciar y no sólo van a ver el escaparate, sino que antes de hacer juicios y valoraciones habrá que descubrir un poco más a la persona.

 

-Creo que la escena del esparcimiento de las cenizas de Cristina fue la última que grabasteis, ¿cómo lo vivisteis?

 

Kiska: Sí, todos allí con un calor que hacía… porque llevábamos unos abrigos porque claro, eso se supone que ocurrió en diciembre o noviembre. Tuvimos que estar todo el día en el parque, pero incluso con el calor y los abrigos y con todo lo que conllevaba, por el coronavirus con nuestras precauciones y controles y todo, aún con todo eso fue extraordinario el despedirnos ahí con esa secuencia. Quería puntualizar una cosa que he leído en las redes sociales, porque alguien dijo una vez: “mucha serie pero nadie se ha acordado de ella y que nadie había ido a llevarle unas flores”… yo creo que eso no se puede decir porque nosotras no podemos manifestar lo que en ese momento sentimos y que está dentro de nosotras, yo no puedo decir: “oye, en este momento estoy sintiendo cómo algo espiritual con esta persona o me estoy dirigiendo a ella en estos momentos”. Eso es algo particular de cada una, yo también he tenido momentos en los que yo he pensado en Cristina, le he pedido fuerzas y también me he emocionado muchas veces porque ha tenido una vida triste y, aunque todas seamos del mismo género, cada una tiene una vida distinta. La gente piensa que todas estamos cortadas con un mismo patrón y no. Cada una tiene sus vivencias, sus diferencias, sus familias. Y quiero dirigirme a esas personas porque creo que en todo momento yo, los directores, las actrices y todas las personas del equipo lo hemos hecho con muchísimo respeto y siempre pensando en ella y haciéndole un maravilloso homenaje.

 

Candela: Pues resumiéndolo en una palabra… sentimiento. Fue… puf, un volcán de sentimientos. Porque me supuso recordar a Cristina en vida, recordar muchas cosas que yo había vivido con ella, y para mí fue como estar en el entierro de verdad, como estar en su funeral. Pero bueno, eso es lo que fue cariño.

 

-Bueno, pues yo ya he terminado, muchísimas gracias a las dos por vuestra simpatía y vuestra colaboración, sois increíbles

 

Candela: De nada, gracias a ti cariño, de verdad.

 

Kiska: Gracias a ti, tú también eres increíble, se te nota en la cara.




Entrevista escrita por Keita Darek

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